VI. …y desde cataclismos cósmicos

Explosiones de supernovas, púlsares, núcleos galácticos activos, agujeros negros… El Universo está poblado de fenómenos de extrema violencia que producen partículas de una energía colosal y que nos bombardean a velocidades cercanas a la de la luz. Estos mensajeros nos revelan los mecanismos íntimos de estos auténticos monstruos cósmicos.

En el año 1006, surgió en el cielo una estrella que era visible durante el día y superó el brillo de Venus en la noche: era una supernova, la explosión de una estrella 7000 años antes, que dejó en el cielo una esfera en expansión de 60 años luz de diámetro, todavía hoy observable. En 2003 el telescopio HESS hizo el primer mapa en rayos gamma de los restos de otra supernova que apareció en la constelación de Escorpio en el año 393. Estas observaciones han demostrado que estas explosiones de estrellas generan partículas cargadas que son aceleradas a muy altas energías y que pueden ser el origen de parte de la radiación cósmica en nuestra galaxia.

En Electrones ya hablamos de la Supernova 1006 hace un año y medio. ¿Te acuerdas?

Imágenes: «Imagen compuesta de la supernova 1006», de CXC/NRAO/NOAO/AURA/Ciel et Espace-NASA y «Restos de una supernova en rayos gamma», del telescopio HESS (High Energy Stereoscopic System) en Namibia.

II. Más allá de la luz

Hasta finales del siglo XVIII, lo que conocíamos del Universo se limitaba a aquello que éramos capaces de ver. William Herschel abrió un nuevo camino al descubrir por primera vez una radiación invisible al ojo humano, el infrarrojo. Seguirían el descubrimiento del ultravioleta, los rayos-X, las ondas de radio, etc. revelando nuevas e insospechadas imágenes del Universo.

Observada desde dos millones de años luz de distancia, M82 se muestra como una típica galaxia espiral irregular. Los satélites espaciales Spitzer y Chandra revelan una imagen muy diferente: en el infrarrojo, es la galaxia más luminosa del firmamento inmersa en una nube de gas frío y polvo (aquí en rojo). La observación en rayos-X también revela una enorme emisión a millones de grados emergiendo del centro galáctico (aquí en azul). Hace cien millones de años la galaxia M81 pasó rozando. Este encuentro celeste provocó el nacimiento de numerosas estrellas masivas que evolucionaron hacia supernovas. De esta forma, grandes cantidades de materia estelar joven son emitidas por la galaxia a millones de kilómetros por hora.

Imágenes: «La galaxia M82», Hubble Space Telescope y Jet Propulsion Laboratory, NASA Images.