Uno de nuestros primeros artículos hace tres años fue, simplemente, la foto de unos osos polares descansando. Hoy le dedicamos un artículo con algo más de letra a esos entrañables animales. Y es que en la tundra ártica se han descubierto los restos de uno de los primeros de la especie.
Mientras estudiaba los sustratos de los acantilados islandeses, un geólogo encontró por casualidad la mandíbula de la foto, que fue identificada posteriormente por investigadores noruegos como perteneciente a «un oso que se alimentaba de organismos marinos». Posteriormente y tras un concienzudo trabajo, pudo hallarse DNA mitocondrial en los restos del colmillo, que confirmó que la muestra era de un Ursus maritimus, el oso polar actual.
Los estudios de datación sitúan la muestra entre los 110.000 y los 130.000 años de antigüedad, lo que significa que el hueso pertenece al oso polar más antiguo hasta ahora encontrado.
El lugar donde se ha encontrado, en Islandia, da pistas a los investigadores sobre los movimientos migratorios de los osos en el Círculo Polar entre las últimas glaciaciones. El DNA da, además, mucha información sobre la evolución de la especie. Se sabe así que el oso blanco era originalmente pardo y la selección natural permitió que los osos de piel clara sobrevivieran en los ambientes nevados del polo.
Fuente (artículo original e imagen): Science Magazine