Lo importante que es conectar bien los cables

Seguro que todos recordáis cómo hace unos meses muchos científicos ponían el grito en el cielo. Einstein se había equivocado. Había varios experimentos del CERN que demostraban que los neutrinos (¿recuerdas qué son?) viajaban más rápido que la luz, lo cual contradecía la Teoría de la Relatividad.


Muchos medios sacaron titulares lapidarios. Otros fueron más cautelosos y recalcaron lo necesarios que eran nuevos experimentos antes de tirar por tierra la ley de Einstein, pese a que los neutrinos habían desafiado al físico alemán en dos ocasiones (septiembre y noviembre de 2011).

Ayer por fin se publicó una explicación lógica a todos estos fenómenos extraños. Gracias a @sotolon descubrí este artículo del blog ScienceInsider de la prestigiosa revista Science en el que aclaran que, por lo visto, el hecho de que los neutrinos llegaran 60 nanosegundos antes de lo previsto se debía a que había un cable mal conectado entre un receptor de GPS y un ordenador.

According to sources familiar with the experiment, the 60 nanoseconds discrepancy appears to come from a bad connection between a fiber optic cable that connects to the GPS receiver used to correct the timing of the neutrinos’ flight and an electronic card in a computer.

De nuevo, hay que ser cautelosos. Y habrá que ver si se hacen nuevas medidas (con el cable bien puesto) que sigan cumpliendo, tal y como deberían, las Leyes de la Física. Os dejo con una frase que me mandó mi amigo Ricardo (@sotolon) ayer y que me encantó: «afirmaciones excepcionales requieren pruebas excepcionales».

Luces y metales

Hace un tiempo ya hablamos de cómo la cuántica muestra fenómenos tan diferentes a la física clásica y de cómo hace falta hacer virguerías para entender ciertos fenómenos. Uno de ellos fue la explicación del problema de la radiación del cuerpo negro, que ya explicamos. Pues bien, hoy vamos a hablar de otro fenómeno explicado a raíz de éste y totalmente genuino y alucinante, que constituyó toda otra revolución en la física. Se trata de cómo Einstein explicó teóricamente el efecto fotoeléctrico .

Bueno, ¿qué es eso del efecto fotoeléctrico? Los científicos de entonces se habían ya dado cuenta de que a veces, la luz que incidía sobre un metal, provocaba que éste desprendiera electrones. Bueno, era algo curioso, desde luego, así que se pusieron a investigar por qué pasaba… y razonaron lo siguiente: si cierta luz tenue incidiendo sobre un metal, arrancaba un número x de electrones. Si la luz fuera más intensa debería arrancar más electrones, así que pusieron más vatios de luz a incidir sobre el metal. Pero no pasaba nada, seguía arrancando los mismos electrones.

A esas alturas ya estaban acostumbrados a que la cuántica les diera sorpresas de ese estilo así que no se dejaron amedrentar, por lo que no vacilaron en pensar lo siguiente: la luz viene de un filamento de metal caliente, que emite energía, por lo que más intensidad, más energía, así que los electrones que arrancamos serán los mismos, pero llevarán más energía. Lógico. Bueno, pues tampoco pasaba eso. Más luz, igual número de electrones, igual energía.

Una bombilla de la mesita de noche arrancaba los mismos electrones que el foco del faro del pueblo. Eso les deprimió, porque significaba que no tenían ni idea del porqué del efecto fotoeléctrico. Es más, al seguir enredando con las luces, se dieron cuenta de que había algo que sí cambiaba el número de electrones arrancados: el color de la bombilla. Imaginaos qué sinsentido: la bombilla violeta no arranca electrones. La azul y la roja en cambio sí, y además la azul arrancaba más electrones, pero los mismos todo el rato, fuese de la intensidad que fuese su bombilla, por lo que el número y la energía de los electrones dependía sólo de la frecuencia de la luz, (lo que a nuestros ojos es color). No se entendía por qué.

Pero había un hombre llamado Albert Einstein. Einstein sabía de los trabajos de Planck (¿os acordáis?) y pensó así: la luz es energía que proviene de las partículas de la materia, que vibran produciéndola. Planck dijo que ésta energía solo existe en cuantos o paquetes pequeños es decir nivel 1, 2, 3… pero nunca 1.5 o 2.00004, sino siempre múltiplos enteros. Así que la energía que emiten también ha de ser emitida en trozos, que llamó fotones. Por lo tanto, el metal desprenderá electrones si los cuantos de luz son del nivel de energía adecuado, pero no por más que sean muchos, es por eso que si hemos dado con la frecuencia o el color de luz adecuado para arrancar electrones, más fotones no dan más electrones, sólo si su energía es más alta, esto es, más hacia el color violeta. Einstein además calculó numéricamente el valor de energía de un fotón. Más tarde se descubrió que todas sus predicciones eran ciertas.

¿Qué es un año luz?

Seguramente, si leéis a menudo sobre Astronomía, habéis oído hablar de «años luz». Es una unidad de distancia que equivale a la distancia que recorre la luz en un año.

velocidad de la luz

Como sabéis, la luz viaja a unos 300.000 kilómetros por segundo. Un año tiene 31.556.926 segundos. Si multiplicamos, vemos que, en un año, la luz recorre 9,46 billones de kilómetros.

La estrella más cercana a la Tierra (después del Sol) es Próxima Centauri, situada a una distancia de 4,22 años luz. Eso quiere decir que, si por algún motivo la estrella se apagase, tardaríamos 4,22 años en verla apagada, porque ése es el tiempo que le cuesta a la luz llegar desde ahí.

El Sol está situado a 150.000.000 kilómetros. A esa distancia, si de pronto se apagara, tan sólo tardaríamos 8 minutos en verlo.

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Antimateria y medicina

Hace poco os hablamos de lo que era la antimateria y seguro que muchos de vosotros os preguntasteis para qué podía servir una sustancia que nada más entrar en contacto con la materia ordinaria se aniquila de forma violenta.Hoy vamos a explicaros cómo la antimateria puede utlizarse en Medicina gracias, precisamente, a esas reacciones violentas que provoca.

Seguro que habéis oído hablar de las técnicas de radiodiagnósico (Los rayos X, el escáner, la resonancia…), especialmente si veis la serie House o los deportes después de un partido contra Holanda. Una de esas técnicas es el PET (tomografía por emisión de positrones), que utiliza antimateria para detectar tumores en el paciente.

Antes de hacer un PET se le inyecta al paciente una pequeña cantidad de elementos radiactivos que emiten, de manera natural, positrones (que, como recordaréis, son la anti-partícula de los electrones). Suelen inyectarse formando parte de moléculas como la glucosa ya que las células enfermas de cáncer consumen mucha más glucosa que las sanas. Así, la molécula radiactiva se acumula en las zonas enfermas y, ahí, emite positrones.

Los positrones se aniquilan con los electrones de las células del paciente y emiten energía en forma de rayos gamma. Basta con colocar un detector capaz de ver estos rayos alrededor del paciente y tratar los datos con un programa informático para localizar dónde está la zona enferma. Por ejemplo, en la imagen se ve un páncreas dañado.

Además de para detectar tumores, con la misma glucosa pueden estudiarse órganos con alta actividad metabólica (como el cerebro o los riñones). Con otras moléculas distintas modificadas especialmente en laboratorios especializados pueden obtenerse imágenes PET de casi todas las partes del cuerpo.

Espero que hayáis entendido el funcionamiento de los PET. Si tenéis alguna duda, escribidnos en los comentarios, en Facebook o en Twitter.

Fotos: Universidad de Columbia y Jens Langner

Argón: el gas perezoso

El argón es un gas noble y como tal, poco reactivo y muy estable. Está presente en nuestra atmósfera siendo el gas más abundante tras nitrógeno (78%) y oxígeno (21%). Supone aproximadamente un 1% del aire que todos respiramos. Pero poco se supo de él hasta finales del siglo XIX.

En 1785, Cavendish, gran estudioso de los gases observó que había una sustancia más en el aire aparte de nitrógeno y oxígeno que no conseguía identificar, pero que no se quemaba como nitrógeno para dar vapores grises y cobrizos.

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Más tarde, Lord Rayleigh (físico que trabajó en termodinámica, mecánica de fluidos, luz, magnetismo, transmisión del sonido…) estudió las densidades de muestras de nitrógeno de distinta procedencia. Una, nitrógeno aislado de la atmósfera (de la que se eliminaba el oxígeno con cobre al rojo vivo). Otra, nitrógeno obtenido por descomposición térmica de nitratos (al calentarse liberan el gas). Observó que las muestras de la atmósfera eran algo más densas que las obtenidas químicamente. Las segundas tenían que ser muy puras, porque sabía que al calentar las sales sólo se desprendía nitrógeno. Entonces, algo pesado aumentaba la densidad de las muestras atmosféricas. Identificó ese «algo» como argón, un gas inerte (que apenas reacciona) más pesado que el nitrógeno.

Su nombre procede del griego, significa «vago, perezoso» por su pereza a reaccionar con otras sustancias.

Aunque tras su descubrimiento los científicos se mostraron escépticos ante la existencia de un gas tan poco reactivo y sin embargo tan abundante, Lord Rayleigh recibió en 1904 el Premio Nóbel de Física por descubrir el argón y sus trabajos en el estudio de los gases inertes o «gases nobles«.

Los Nobel científicos 2009

Me gustó mucho hablar algo sobre los premios Nobel científicos (Química, Física y Medicina) el año pasado. Por eso quería hacer algo similar con los premiados en 2009, aunque sólo sea por no discriminarlos. Y además lo prometido es deuda. La verdad es que las líneas de investigación galardonadas son muy interesantes.

Medicina

Los tres premiados descubrieron cómo los cromosomas están protegidos en sus extremos (que bautizaron como telómeros de «parte final», en griego) por una cadena repetitiva de bases que estabiliza la estructura. También descubrieron la enzima telomerasa, encargada de añadir dichas bases (TTAGGG) al final de cada cadena de DNA de los eucariotas para formar los telómeros. La importancia de este descubrimiento radica en la relación de los telómeros con la muerte celular. Cuando las células se dividen, los telómeros se acortan en cada replicación. Así pues, el DNA está cada vez menos protegido y las células son más vulnerables a daños en su código genético. Se ha podido estudiar también que muchas células cancerosas tienen altos niveles de telomerasa, lo que hace que su DNA esté aún más protegido y, por tanto, sean más longevas (de ahí que sean más difíciles de eliminar completamente).

Física

Aquí el premio se divide en dos líneas primas hermanas y por tanto se reparte en dos mitades. La primera para Charles K. Kao y la otra para William S. Boyle y George E. Smith.

Kao se lleva el premio por sus investigaciones en fibra óptica y en la transmisión de la luz a través de éste material. Hoy en día las telecomunicaciones no serían nada sin fibra. De esto sabe mucho un asiduo lector del blog, ¿verdad Nacho? Igual se anima y nos escribe un artículo sobre el tema.

Boyle y Smith han sido galardonados por inventar el detector CCD. Seguro que todos vosotros tenéis uno o más de uno en casa. Los CCD son responsables de que ahora las cámaras de fotos ya no lleven carrete. Están formados por millones de diminutas células fotoeléctricas que trasforman la luz que les llega en pulsos eléctricos que luego interpreta un software para «revelar» la fotografía. Además de en las cámaras de fotos, los chips CCD se utilizan en multitud de aparatos de análisis avanzado.

Química

Este premio es, como el de Medicina, compartido entre los tres. Y es también bastante bioquímico. Se les ha otorgado el premio por sus estudios de la estructura y funciones de los ribosomas. Los ribosomas son unos pequeños traductores que viven en las células. Son los encargados de pasar del lenguaje del DNA (de cuatro «letras» que son las bases nitrogenadas) al idioma de las proteínas (de veinte «letras», los aminoácidos). Se valen para ello del código genético; cada codón (secuencia de tres bases) es convertido en un aminoácido y enlazado con el siguiente, y así sucesivamente hasta que se llega a la señal de «terminación» (una combinación de bases que no corresponde con ningún aminoácido). La proteína resultante (una proteína es una cadena de aminoácidos) está lista para realizar su función. Podéis ver una animación del proceso de traducción en Youtube.

Imágenes: Web oficial de los premios Nobel

Lee también sobre los Nobel científicos 2008.

XII. Inundaciones cósmicas

Durante un siglo, el origen de los rayos cósmicos más energéticos ha constituido un misterio. Desde todas las direcciones del espacio, partículas de energías extremas atraviesan el espacio casi a la velocidad de la luz. Identificar las fuentes capaces de acelerar estas partículas a energías millones de veces superiores a las producidas en los mayores aceleradores de la Tierra es uno de los retos de la nueva generación de grandes observatorios.

Los rayos cósmicos colisionan en la alta atmósfera provocando flujos de partículas secundarias llamados ‘cascadas’ o ‘lluvias’ de partículas, que pueden extenderse en superficie a lo largo de decenas de kilómetros cuadrados. Los rayos cósmicos más energéticos se cree que son producidos en los chorros emitidos por los núcleos activos de algunas galaxias y son cazados en observatorios que cubren enormes extensiones de superficie, ya que son muy escasos: uno por kilómetro cuadrado por siglo! En la pampa argentina un bosque de 1600 detectores registra estas partículas secundarias, es el observatorio Pierre Auger. Este nuevo tipo de instrumentación estudia la física de los rayos cósmicos analizando sus interacciones e identificando las direcciones de las que proceden. La misión espacial JEM-EUSO es una colaboración internacional de doce países, liderada por Japón y donde siete países son europeos, que permitirá desde la Estación Espacial Internacional detectar la radiación cósmica a las más extremas energías jamás observadas, en el rango del ZeV (1021 electronvoltios).

Imagen: Astronomy Picture of the Day #608 (NASA)