Aplicaciones de superconductores (I)

Después de los tres artículos sobre superconductores (1, 2 y 3), vamos a explicaros para qué pueden usarse estos materiales con propiedades tan extraordinarias.

Como los superconductores no ofrecen resistencia al paso de corriente (¿os acordáis?), pueden utilizarse para almacenar una determinada cantidad de corriente eléctrica en un circuito cerrado. Como no hay disipación de energía, puede estar circulando durante mucho tiempo hasta que sea necesaria. Esto es útil, por ejemplo, en zonas industriales, donde el suministro eléctrico durante el día se utiliza continuamente pero donde la producción es mínima por la noche, o en centrales hidroeléctricas y parques eólicos con aerogeneradores, puesto que la electricidad generada en estos lugares se pierde si no se consume.

Los imanes superconductores generan campos magnéticos muy intensos sin pérdidas de energía, que pueden aprovecharse para construir aceleradores de partículas. En ellos, se puede hacer que las partículas colisionen a altas velocidades permitiendo crear otras nuevas cuyo tiempo de vida suele ser muy breve. De esta manera, es posible estudiarlas en unas condiciones controladas.

Gracias al efecto Meissner-Ochsenfeld, es posible también la fabricación de trenes de levitación magnética (maglev). Los imanes repelen al superconductor (diamagneto perfecto) “levitando” sobre él debido al campo magnético opuesto al del imán. Para ello, es necesario mantener refrigerado el superconductor con nitrógeno líquido (a -196 ºC). En Shangai ya hay operativo un tren maglev desde 2002 que alcanza la friolera de 430 km/h. Hacer ésto con un tren convencional requeriría un aporte energético demasiado grande.

Os dejamos con un vídeo de un mini-tren de levitación. Si no fuera por el rozamiento con el aire (y porque el nitrógeno líquido se va evaporando), podría seguir dando vueltas a la vía sin parar…

¿Qué le pasa a Venus?

Venus es nuestro vecino. Por un lado, se parece mucho a la Tierra: en el tamaño, en la densidad, su núcleo está compuesto de hierro como el terrestre, tiene una corteza rocosa… Pero al mismo tiempo es totalmente distinto: gira sobre sí mismo al revés y sesenta veces más rápido, su atmósfera es irrespirable, ácida y muy caliente (460ºC)… Además, no induce un campo magnético como el terrestre (así que no os llevéis la brújula si vais ahí que no os servirá de nada)…

Se conoce la explicación a algunos de estos fenómenos. Por ejemplo, que su atmósfera sea tan calurosa se debe a que hay una capa externa de dióxido de carbono que produce un efecto invernadero tremendo. Pero no se comprende por qué con un núcleo tan parecido al nuestro no es también un imán gigante, por qué si es igual de denso que la Tierra gira más rápido…

Para intentar resolver alguna de éstas incógnitas los japoneses lanzarán el 18 de mayo una sonda rumbo a Venus. La Akatsuki será la primera misión del país del sol naciente a este planeta.

Y es que se ha retomado el interés por Venus: es más parecido a la Tierra que Marte y, aunque sea aún más inhóspito que el planeta rojo, es nuestro hermano. Hermano rarito, pero hermano al fin y al cabo.

Fuente: Nature «Japan prepares for Venus countdown»
Enlaces: Japan Aerospace Exploration Agency (JAXA) | Misión Akatsuki a Venus