Según la teoría del Big Bang, el Universo surgió hace 13700 millones de años y con él, las primeras partículas de materia, visible o invisible. Al igual que el fondo cósmico de microondas, algunas de esas partículas perduran en nuestros días. Son testigos de la historia de nuestro Universo y nos permiten regresar en el tiempo hasta aquellos primeros instantes.
El Universo está inmerso en un baño de radiación de microondas a 2.7 Kelvin, el fondo cósmico de microondas (también conocido como CMB, del inglés Cosmic Microwave Background). Éste es un eco de la primera luz emitida por el Universo cuando éste tenía 380000 años. En ese momento, el plasma primordial en el que los fotones estaban confinados se enfrió lo suficiente para permitirles viajar hasta nosotros. Tras los satélites COBE y WMAP, la sonda Planck mide con extrema precisión las pequeñísimas fluctuaciones de temperatura de este Universo joven, que son los embriones de los primeros cúmulos de galaxias. Sin embargo, para trazar la historia completa del Universo, necesitamos observar tiempos aún más lejanos. Neutrinos u ondas gravitacionales permitirían acercarnos todavía más al comienzo del Universo. Su detección puede suponer un auténtico hito científico.
Imagen: «El fondo cósmico de microondas» de WMAP/NASA encontrada en los Wikimedia Commons.