La mitocondria

En entradas anteriores del blog (I y II) se han explicado algunas ideas básica sobre lo que contienen las células de nuestro cuerpo. Una de las estructuras más carismáticas, simpáticas por su estructura y vitales por su función son las mitocondrias, posiblemente antiguas bacterias aerobias que entraron a vivir en simbiosis en un antecesor celular mayor.

Aprovechando este magnífico vídeo vamos a mostrar algunas características de este orgánulo celular convirtiéndonos en auténticos «citonautas».

  • Comienza el vídeo mostrando a las mitocondrias como orugas algo realmente acertado ya que tienen una gran independencia dentro de la célula lo que recuerda que antiguamente eran bacterias de vida libre.
  • De la mano de una biomolécula atravesamos las dos membranas, la interna y la externa otra característica exclusiva de este orgánulo que sólo comparte con el cloroplasto y el núcleo.
  • Una vez en el interior y sorteando los meteoritos que representan la abundancia de enzimas que hay en su interior, en la matriz mitocondrial, nos encontramos con algo insólito: un doble helicoide de ADN propio y muy similar al de las bacterias. (¿Recordáis que hace poco hablamos también del ADN mitocondrial?) De nuevo  recordamos el pasado bacteriano de las mitocondrias.
  • Seguimos navegando y atravesamos un cilindro huevo a modo de rotor que bien podría ser uno de los enzimas más significativos de la mitocondria: el complejo multienzimático piruvato deshidrogenasa que una vez pegado a la membrana interna transforma el piruvato en Acetil Coenzima A (AcCoA) una de las moléculas centrales del metabolismo.
  • Y llegamos a la zona de la actividad vital. A modo de columnas largas y estrechas se muestran ante nuestras gafas de citobuceo las crestas mitocondriales, pliegues de la membrana interna que consiguen aumentar la superficie de estos orgánulos sin aumentar su volumen. En ellas encontramos las proteínas que se van encargar del proceso de la respiración celular que proporcionará energía a toda la célula.
  • Los electrones que transportan estas proteínas se nos presentan como pequeños destellos blancos que transforman a otras moléculas vitales de su forma oxidada (con menos electrones) a su forma reducida (más electrones) y útil. Una vez reducidas esas moléculas adquieren un color blanco. Todo esto sucede dentro de un enjambre de diminutas luces amarillas que representan los protones que se van acumulando.
  • Llegamos al final del viaje encontrando a los generadores de energía: las ATPasas que con ese movimiento de rotación aprovechan la acumulación de los protones para transformar el ADP que entra con un color verdoso apagado para salir brillante, fosforilado y transformado en ATP, la moneda energética, la molécula que aportará a la célula energía útil.

Ha sido un viaje de poco más de dos minutos pero que en la mitocondria se mediría en microsegundos. Espero que lo hayáis disfrutado.

El Hierro no necesitará energía del exterior

Va a costar unos sesenta millones de euros, pero la isla de El Hierro va a dejar de depender de la energía que le llega de fuera en forma de petróleo. Han pensado que invertir en renovables es una solución perfecta. Y, sobre el papel, la cosa suena muy muy bien.

Se va a construir una central eólico-hidráulica que no sólo generará energía para cubrir las necesidades de la población sino que además tendrá un pequeño excedente para abastecer a una desaladora próxima (una instalación casi indispensable en una isla de las características de El Hierro).

Esquema de la central

Esto sí es luchar contra las emisiones nocivas y lo demás son cuentos. Además, seguro que la isla agradece no tener niveles peligrosos de óxidos de carbono, azufre o nitrógeno en su atmósfera de Reserva de la Biosfera. Para este caso particular, las energías conocidas como «renovables» sí que son una buenísima opción.

La noticia me la enseñó mi padre, estaba publicada en una revista del BBVA, pero podéis encontrar muchas versiones en internet con tan sólo realizar una búsqueda en Google.

Una parcelita en el mar de la tranquilidad

Si bien estos días solo hemos escuchado que si reuniones entre Obama y los tripulantes del Apollo XI, que si se cumplen 40 años desde el primer paseo espacial; en esta ocasión me ha parecido muy oportuno hablar sobre un tema que me parece curiosísimo: se trata de la comercialización de parcelas de nuestro querido sistema solar.

Todo comienza en 1954, cuando Jenaro Gajardo Vera, abogado chileno, amén de pintor y poeta, se oficializa como propietario legítimo de la luna inscribiéndola como tal en el Conservador de Bienes Raíces de Talca (Chile). Pues bien, el abogado se hizo famoso al instante por su enorme propiedad y fue entrevistado en varios programas estadounidenses. En 1969, antes de que se llevara a cabo la misión del Apolo XI, el presidente Nixon envió una carta a Jenaro que decía lo siguiente:

«Solicito en nombre del pueblo de los Estados Unidos autorización para el descenso de los astronautas Aldrin, Collins y Armstrong en el satélite lunar que le pertenece.»

A lo que el abogado contestó:

“En nombre de Jefferson, de Washington y del gran poeta Walt Withman, autorizo el descenso de Aldrin, Collins y Armstrong en el satélite lunar que me pertenece, y lo que más me interesa no es sólo un feliz descenso de los astronautas, de esos valientes, sino también un feliz regreso a su patria. Gracias, señor Presidente”.

Lo cierto es que a su muerte (1998), Jenaro dejo escrito un testamento que daba como herencia la luna al pueblo chileno. Pero la historia no acaba aquí, en 1980, un estadounidense llamado Dennis M. Hope registró la luna como su propiedad (junto con el resto de planetas y satélites de los mismos) y fundó una empresa a la que llamó “Embassy”, y que se dedica desde entonces a la venta de parcelas lunares por un valor de 19,99 dólares. Parece broma, pero realmente a la pregunta de si es millonario, él responde:

“Lunar Embassy ha vendido hasta el momento propiedades por valor de 10 millones de dólares”.

Y es que está de moda entre las celebrities de Hollywood comprarse una parcelita lunar (Tom Hanks, Clint Eastwood, George Lucas…)

Una pelea épica.

Virgiliu Pop, un joven rumano, registró el Sol a su nombre para protestar contra la (según él) ridícula iniciativa de la emprese lunar Embassy; y lo mejor de todo es que le mando una factura de 30 millones de dólares a Hope por utilizar su energía. La respuesta de Hope fue original a más no poder:

“Hemos decidido no utilizarla, por favor, apáguela”

Finalmente, me gustaría acabar diciendo que existe un tratado del espacio exterior acordado en la ONU, por el que se establece que ninguna nación puede ser propietaria de ningún planeta…¡pero no dice nada de particulares! Así que ya sabéis: a la oficina todos que aún faltan muchos planetas por descubrir y por registrar. Se acabó la crisis.