Los elementos, a todo color

2010 00 06 13

Hoy ha llegado el libro del que os hablé hace poco sobre los elementos de la tabla periódica de Theodore Gray. La verdad es que cualquier comentario del artículo anterior se queda corto. Tener este libro entre las manos es una gozada. Las fotos son a todo color, en un papel de una calidad sublime. Tiene descripciones detalladas de todos y cada uno de los elementos además de muchos datos como densidades, abundancia, estructura cristalina… En muchos casos se explica la historia del elemento, cómo se descubrió, historia de su nombre…

Las fotos que os subo no tienen mucha calidad, ya me perdonaréis, pero las he hecho nada más lo he visto en la mesa con el móvil mientras pasaba las páginas ansioso y feliz como un niño con zapatos nuevos.

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Si sois Químicos no dudéis ni un momento en comprarlo. Si tenéis amigos Químicos, regaládselo. Si os gusta la naturaleza, tenéis curiosidad por saber de qué estamos hechos, de qué color es el osmio, cómo se aisló el fósforo, por qué el bromo es un líquido naranja… no sé a qué esperáis.

Aviso: no me pagan por hacer publicidad del libro, realmente es espectacular. Ah, y si sois uno de esos que ya ha reservado un iPad, tenéis también la opción de bajar el libro electrónico ($13,99), con el orden y la estructura del libro en papel y las ventajas de la web. Tiene vistas en 3D de todos los elementos (visibles también con gafas especiales), objetos que pueden «tocarse» gracias a la tecnología multitáctil, Wolfam Alpha integrado (con lo que busca y computa online millones de datos de cada elemento)… Si no os hacéis una idea podéis ver una demostración que enseña el mismo Theodore Gray en Youtube.

Enlace: The Elements (Libro) | The Elements (Web)

Tabla periódica espectacular

Seguramente será algo que me llame mucho la atención por estar estudiando Química… pero si os gustan las curiosidades o nunca habéis visto cuál es el aspecto del astato o del silicio, os vais a pegar horas y horas buceando en esta página.

Y es que como bien dice el titular del artículo, es una tabla periódica espectacular. Contiene (como todas) datos de todos los elementos. Pero además tiene fotos y vistas en 3 dimensiones de casi todos ellos tanto en su estado elemental como en sus otras formas más comunes.

Tenéis también en venta un libro con muchas de esas fotos por sólo 30 dólares (24 euros). Mi padre y yo ya lo hemos encargado y debería llegar la semana que viene.

Por si viendo la página os da mucha envidia el gran número de muestras de elementos puros que tienen en la colección, podéis daros una vuelta por esta página y comprar los vuestros. Hay barritas de magnesio por 10 dólares, esferas de titanio por 32, cápsulas con bromo desde 35… Yo acabo de esconder la tarjeta de crédito para no hacer ninguna tontería.

El elemento 112

Para todos los amantes de la química, que sepáis que ya hay nombre para el elemento 112. Como sabéis, los elementos del séptimo periodo se han sintetizado casi todos en laboratorios de todo el mundo. Sus descubridores proponen a la IUPAC un nombre y, ésta, pasado un tiempo, decide (o no) bautizar a los nuevos habitantes del sistema de Mendeléiev.

A lo que voy. El elemento 112 (que a partir de ahora acompañará al zinc, el cadmio y el mercurio en el grupo 12) fue sintetizado en 1996 y se llamará Copernicio (en honor al astrónomo Nicolás Copérnico) y llevará por símbolo Cn, aunque originalmente se propuso Cp (que yo veía algo más lógico, dicho sea de paso).

Por si tenéis curiosidad, el copernicio se aisló de una reacción nuclear entre plomo y cinc, a saber:

Podéis leer más información en WebElements y en la Wikipedia. En ésta última todavía lo llaman Ununbio, pero imagino que en breve se actualizará la información con el nuevo nombre recomendado por la IUPAC.

Vanadio no, eritronio

El vanadio debe su nombre a la diosa Vanadis (también llamada Freyja) la diosa escandinava de la fertilidad y la belleza, esposa de Odín. Fue bautizado por el sueco Nils Gabriel Sefström quien creía haber encontrado un nuevo elemento.

Pero dicho elemento, el que él llamó vanadio (por la belleza de los colores de sus disoluciones), había sido descubierto veintinueve años antes por un español: Andrés Manuel del Río Fernández. Andrés estudió Filosofía, Teología y Literatura en Alcalá de Henares y luego Química y Metalurgia en España, el imperio Austro-Húngaro, Alemania e Inglaterra. Llegó a ocupar la Cátedra de Química y Mineralogía del Real Seminario de Minería en Nueva España (Méjico), fundado por Carlos III y dirigido por Fausto Elhuyar, el descubridor del Wolframio.

Plomo
Plomo pardo de Zimapán (Pb5(VO4)3Cl)

Fue precisamente ahí, en Méjico, donde hizo su particular descubrimiento. Estudiando un mineral de plomo (el plomo pardo de Zimapán, hoy llamado vanadinita) pudo observar que producía óxidos, disoluciones y sales de colores muy distintos a los que se producían con otros minerales de plomo. Atribuyó, pues, los cambios a un nuevo metal. En un principio lo llamó «pancromio» pero, debido al color rojo que tomaban sus sales al calentarlas o reaccionar con ácidos lo renombró «eritronio».

El descubrimiento se olvidó por culpa de un análisis erróneo realizado por su amigo Collet-Descotils, un francés que dictaminó que lo que Del Río había encontrado era simplemente cromo impuro.

Así, en 1831 cuando Sefström «descubrió» su «vanadio», el alemán Wöhler comprobó que el nuevo metal era el mismo que había descubierto Andrés Manuel décadas antes. Otros grandes químicos como Berzelius y von Humboldt reconocieron el nombre original del metal y el mérito del catedrático español pero, a pesar de ésto, ha perdurado hasta nuestros días el nombre vikingo.

Cuando supo ésto, Andrés Manuel del Río dijo: «El uso, que es tirano de las lenguas, ha querido que se llame vanadio por no sé qué divinidad escandinava. Más derecho tenía otra mejicana, que en sus tierras se halló hace treinta años«.

Así que ya sabéis. A partir de ahora llamad al vanadio por su nombre. Aunque como bien dijo Del Río, el uso es tirano de las lenguas. Y si en pocos años se estableció la versión escandinava del nombre del elemento… como para erradicarla casi dos siglos después. Ni aunque se ponga a ello la IUPAC lo conseguimos. Ahora dicen que hay que llamar azano al amoniaco…¿quién va a hacer caso a eso? Imagino que sucedería lo mismo si se empeñaran en recuperar el eritronio.

Fuente: «Vocablos olvidados: Eritronio». Diario Médico, 27 de mayo de 2007, página 26.

Vuelta de exámenes…

Sí, ya por fin han acabado. Hasta donde sé a Ángel le han ido muy bien y a mi también, con lo cual retomaremos el goteo de posts (porque no nos da tiempo más que a contar de vez en cuando una noticia, pero menos es nada) con las mismas ganas de siempre.

Una profe de Inorgánica, Asun, me ha dejado un libro que tiene una pinta muy muy chula (¡gracias!). Espero poder leérmelo pronto y dejar una crítica tanto aquí (algo más detallada que la que hice de «The Hungry Scientist…») como en un gran blog de lectura recién nacido como es El Hojeador. Para abrir boca, portada y título: Los elementos asesinos.

Un abrazo a todos,

Fernando