El mundo animal es alucinante. Cuando crees que lo has visto todo, entonces llega una noticia como ésta que te deja flipando pepinillos.
Era ya sabido que el sexo se utiliza en muchas especies como recompensa por un buen comportamiento. Un ratón aprende a seguir el camino correcto en un laberinto si al final del mismo le espera una ratoncita dispuesta a pasar una noche loca (esto es cierto). El ratón aprende que si sigue ese camino otras veces, tendrá su recompensa al llegar al final. Detrás de todo esto hay un montón de efectos neurológicos que se han estudiado.
Lo sorprendente no es esto. Lo realmente alucinante no somos los únicos que nos emborrachamos tras un desengaño amoroso. Biólogos de la UCSF han demostrado que si a unas sencillas moscas de la fruta se les priva de actividad sexual, entonces el cerebro genera un neuropéptido que las hace más propensas al consumo de alcohol.
Esto hace que las moscas, tras una situación desagradable (el ser rechazadas), tengan una recompensa (la toma de alcohol). ¿Curioso, no?
Fuente: Science, 2012, 335, 1309 (editorial) y 355, 1351 (artículo original).
Imagen: ©Kukuxumusu