¿Sabéis cuál es la sustancia más cara del mundo? ¿El oro? ¿Los diamantes? ¿El grafeno? Os sorprenderá la respuesta, seguro. La sustancia más cara del mundo es la antimateria.
Pero, ¿qué es eso? Para comprenderlo hay que entender primero de qué está hecha la materia. Toda la materia que conocemos está constituida por átomos, pequeñas esferas de los distintos elementos. La teoría atomista surgió en Grecia en la antigüedad. Entonces se creía que los átomos eran indivisibles, pero hoy se sabe que están constituidos por un núcleo con unas partículas llamadas neutrones (sin carga) y protones (cargados positivamente) y una corteza externa de otras partículas más pequeñas llamadas electrones (cargados negativamente).
La antimateria es una sustancia que está compuesta de átomos con partículas «contrarias». Los antiprotones son negativos y los antielectrones (o positrones) son positivos. Cuando una partícula de materia y su gemela de antimateria se encuentran, se aniquilan mutuamente convirtiendo toda su masa en energía. Precisamente por esto es tan difícil y cara de fabricar: hay que evitar que una vez fabricada la antimateria se encuentre con materia. Esto es tan complicado que tan sólo el 1% de la antimateria creada «sobrevive» a la aniquilación estabilizada en campos magnéticos. El proceso además requiere instalaciones enormes y cantidades inimaginables de energía. Es por esto que la antimateria es la sustancia más cara. La NASA estima su coste real en unos 60.000 millones de dólares el miligramo. Un miligramo de oro, por ejemplo, cuesta menos de 5 céntimos.

Fabricar antimateria parece una locura, pero las antipartículas pueden ser muy útiles. Si queréis saber cómo, no dejéis de leer Electrones Excitados.com