El implante coclear es un aparato de alta precisión que se implanta en pacientes que padecen sordera y que restablece su audición. Sin embargo, hay que recordar que se trata de una prótesis, por lo que no cura definitivamente la sordera.
El oído humano tiene la misión captar, codificar y transferir al cerebro la información sonora del entorno.
El sistema auditivo está formado por tres partes diferentes especializadas: el oído externo, el oído medio y el oído interno. Es en este último donde se coloca el implante coclear. Cada uno de los tres elementos que integra el sistema auditivo está especializado en una tarea; si una de las partes fallara, las partes sanas dejarían de cumplir con su función. Para las personas cuya audición es normal, el mecanismo es el siguiente: las ondas sonoras atraviesan el oído externo, llegan al tímpano, que es una membrana, y éste vibra. A su vez, se encuentra conectado a la cadena de huesecillos que todos conocemos de nuestros tiempos jóvenes de colegio -y de ver «La vida es así» – : martillo, yunque y estribo. Gracias a estos huesos, se ponen en movimiento los fluidos del oído interno y determinadas células (las células ciliadas del caracol, u órgano de Corti) transforman esta vibración en impulsos eléctricos que llegan al cerebro a través de fibras nerviosas.
El objetivo del implante coclear es reemplazar la función de la cóclea dañada, en el oído interno, sustituyendo a estas células ciliadas que hacen de «traductor» entre las vibraciones – físicas- del oído y los impulsos eléctricos -químicos- del cerebro. Como la cóclea se estimula directamente mediante señales eléctricas, los componentes del oído externo y medio ya no sirven, siendo sustituidos por otras partes externas del implante. Así, la información llega codificada al cerebro. El sonido se capta a través de un micrófono y se envía a un procesador, normalmente, colocado detrás de la oreja. Éste codifica los sonidos en señales eléctricas y los envía a través de un cable a la antena de transmisión.

Así que, para niños que nacieron sordos, y son implantados ya desde pequeñitos, es posible desarrollar un lenguaje similar al de otros niños, muchos necesitarán aprender labio-lectura pero no será vital para ellos, ni necesitarán intérpretes de lengua de signos y podrán valerse por sí mismos para comunicarse con el resto del mundo.
El implante permite oír el tráfico, la bocina de los coches, vehículos y sirenas de emergencia, nombres, etc. Es importante porque puede servir de alerta en situaciones peligrosas. La información sonora recibida también ayuda a comprender el lenguaje y leer los labios más fácilmente. Esto es de un valor incalculable en niños que están aprendiendo a hablar para los que, tener un lenguaje comprensible, puede abrirles el camino a oportunidades sociales, educacionales y de conversación en un mundo de audición interactiva.