Otro niño prodigio

Si hace unos días os hablábamos del chico alemán que descifró los misterios más antiguos de la balística, hoy dedicamos este artículo a Jack Andraka, un quinceañero estadounidense que ha desarrollado un test para detectar el cáncer de páncreas que es más barato y más eficaz que el que existe actualmente.

El método de Jack detecta la presencia anormal de una proteína en muestras de sangre o de orina. Gracias a este sencillo análisis no invasivo se puede detectar la enfermedad en estadios muy tempranos. El chico decidió desarrollar su test después de que su tío muriera de cáncer de páncreas, una enfermedad con una tasa de supervivencia menor del 4%.

Con su invento, Jack Andraka ha ganado este año la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería, en la más de 1500 jóvenes presentaban sus ideas más innovadoras. Ahora, está trabajando junto con una universidad de EE.UU. para perfeccionar el método y patentarlo.

Jack nos explica en este vídeo cómo pensó en el método y cómo funciona:

Fuente: El País

 

Mañana hay que madrugar

Mañana al amanecer podrá contemplarse en España el tránsito de Venus entre el Sol y la Tierra. Es un fenómeno único que sólo ocurre dos veces, separadas ocho años entre sí, cada 110-130 años. La última fue en 2004 (cuando se hizo la foto), la próxima es esta noche y para el siguiente habrá que esperar hasta 2117.

El método de Halley
El método de Halley

Los tránsitos de Venus son famosos por estar documentados desde hace siglos. Lo predijo Kepler en 1631 (aunque no pudo verlo desde Europa) y lo observaron Horrocks y Crabtree en 1639. También son conocidos porque gracias a ellos (y a un sencillo sistema matemático propuesto por Halley) el francés Lalande pudo calcular en 1769 la distancia que nos separa del Sol con una gran precisión: él estimó que eran 153 millones de kilómetros, muy cerca de la distancia que hoy se da por válida, 149.6 millones de kilómetros.

Este fenómeno astronómico fue objeto de estudio de muchos científicos que se desplazaban miles de kilómetros para poder observarlo con claridad y poder tomar medidas precisas. Un ejemplo de lo más curioso es el de Guillaume Le Gentil (puede leerse aquí). El pobre viajó a las indias y, tras una serie de desventuras, sólo pudo tomar medidas del tránsito desde su barco, lo que hizo que fueran muy inexactas. Cuando, ocho años después, se situó en el lugar idóneo para observar al lucero del alba, el día salió nublado. Y encima, al volver a Francia le había pasado como al Conde de Montecristo. Le habían dado por muerto y su puesto en la Academia de Ciencias estaba ocupado y su mujer había rehecho su vida con otro.

Por fortuna, hoy no hay que viajar hasta las Filipinas para ver el fenómeno. Un montón de webs lo retransmitirán en directo (SkyLive y la ESA, entre otras) y el astronauta Don Pettit, que está en la ISS, va a tomar, por primera vez, fotos del tránsito desde el espacio.

Y vosotros, ¿madrugaréis mañana?

Glof

 

Glof. Y un lago entero de la Patagonia chilena se fue por el desagüe. Y aunque bien pudiera serlo, glof no es el ruido que hizo, sino el nombre que se le da en inglés a este fenómeno: Glacial Lake Outburst Flood (algo así como vaciamiento repentino de lago glacial).

El fenómeno ha ocurrido unas dos veces por año desde 2008, y se cree que es un efecto directo del calentamiento global. El glaciar que veis en la foto es un bloque enorme de hielo que actúa a modo de dique. Cuando se produce una grieta en el glaciar, el agua fluye por ella y alcanza unos túneles subterráneos de varios kilómetros de longitud. Los túneles van a parar a varios ríos chilenos, que días después del glof ven aumentar su caudal considerablemente, llegando a triplicarse en algunos casos.

Los primeros en explicar el fenómeno de los glofs (descubierto ya hace más de 60 años) fueron Andrés Rivera y Gino Casassa, dos glaciólogos chilenos del Centro de Estudios Científicos. Ellos afirmaron que son un proceso normal que sucede cuando se alcanzan altas temperaturas en la zona. El calentamiento del planeta hace que estas altas temperaturas sean algo más cotidiano hoy en día y por eso los glofs se dan más frecuentemente en toda la Patagonia.

Fuente: El Mundo (América)

El estado cuántico

Y aquí estamos de nuevo. Cuanteando. Hoy, vamos a hablar de un concepto que nos va a ayudar mucho a desarrollar la intuición de mecánica cuántica. Vamos a explicar lo que es un estado cuántico, o lo que es lo mismo, a qué se refieren los físicos con eso de estar y no estar al mismo tiempo. Dicho como lo vamos a explicar hoy, suena mucho menos extraordinario. Tal vez éste artículo os desilusione, pero si habéis leído el resto y os paráis a pensar, la idea resulta del todo apasionante. Comencemos:

Vamos a diseñar un sistema cuántico sencillo. Para esto necesitaremos vuestra imaginación, y que coloquéis en ella una mesa con una caja grande encima. En la caja hay una moneda con cara y cruz, como todas las monedas. Les vamos a llamar caja 1 (C1) y moneda 1 (M1). La caja se puede abrir y cerrar para mirar la moneda. La moneda, como todo el mundo sabe, puede mostrar cara o puede mostrar cruz. Supongamos que ésta moneda nuestra es muy fina y no puede caer de canto, así que la moneda sólo puede mostrar cara o cruz. Abrimos la caja y miramos la moneda: muestra cara. Cerramos la caja.

La caja en cuestión representa nuestro sistema cuántico en estudio. Ahora es una caja, pero podría ser perfectamente un átomo de deuterio. No podemos ver el átomo, ni tampoco la moneda. Así que hemos de trabajar con información supuesta. Para ello hemos de definir la información que tenemos sobre la moneda: ¿Cómo está? Pues está mostrando cara. Lo sabemos porque lo hemos visto. A esto lo vamos a llamar así: M1= Cara. Es un estado de la moneda, y es un estado cierto. Bueno, ahora agitad la caja, y dejadla cerrada sobre la mesa. Sabemos que la moneda sólo puede mostrar cara o mostrar cruz, y sólo estará de una de esas dos maneras. Pero no podemos decir de cual. ¿Significa eso que no podemos definir el estado de la moneda? En absoluto, podemos decir que la moneda está ciertamente “agitada”. M1=Agitada.

Vaya chorrada, pensaréis, eso no es útil. Bueno tal vez, pero continuemos: abrimos la caja y vemos la moneda: Muestra cruz. Así que ahora la información sobre la moneda es M1=cruz. La cuestión es si M1=agitada=cruz. Y la respuesta es no. Y eso es un estado cuántico. Me explico. El estado cuántico, lo que define las partículas, no es cómo están las partículas de verdad, sino toda la información que disponemos sobre ellas. Que estén de una forma u otra es otro asunto (ya hablaremos de eso). Pero el estado de la moneda puede ser M1=cara, M1=cruz, o M1=agitada. O lo que es lo mismo, o es cara, o es cruz, o no es ninguna de las dos cosas. ¿Sí? Pues tampoco. Jaja. No. Si agitamos la caja, la moneda no está “en un estado que no es ni cara ni cruz” está en el estado “agitada”. “Agitada” es un estado de la moneda, pero no es una exclusión de estados, sino el estado en sí. El átomo de deuterio está en un estado “agitado”, igual que la moneda. Porque las partículas, a diferencia de las monedas, tienen muchas más posibilidades.

Imaginaos que metemos un duendecillo en la caja y la cerramos, acto seguido salimos de la habitación, y nos vamos a tomar café. El duendecillo que hemos metido en la caja es muy rarito y no puede soportar que la moneda muestre cara, y cuando así pasa, se enfada y se pone a saltar, con lo que la caja se agita, y la moneda con ella. Si la moneda muestra cara de nuevo, el leprechaun seguirá enfadado y seguirá agitando la caja. Mientras tomamos café, intentamos definir el estado de la moneda y concluimos que la moneda no está siendo “cara” ni “cruz” ni “agitada” porque si sale cruz, dejará de estar “agitada”, así que decidimos escribir el estado de la moneda así: M1=[cruz+(M1’=agitada)]. Y éste tercer estado define ahora toda la información que tenemos sobre el sistema. Ese es el estado cuántico de la moneda.

Volvamos a nuestro átomo de deuterio. Digamos que el átomo tiene un electrón girando a su alrededor, o en alguna parte cerca, eso seguro. Definimos éste estado del electrón como E=orbitando. Pero cabe la posibilidad de que por éstas, el electrón se salga de su sitio y abandone el núcleo. Sabemos que eso pasa un cincuenta por ciento de las veces que el electrón da una vuelta al núcleo, pero cuando pasa, ya no puede volver a pasar, porque el átomo sólo tiene un electrón. Definamos el estado del electrón: Está, como nuestra moneda, E=[orbitando+(E’=lejos)]. Y eso es un estado cierto.

Esto perturbaba en exceso a físicos como Schrödinger, que criticó mucho ésta explicación mediante su famoso gato en la caja. Pero eso ya es otra historia, y lo veremos en próximos artículos, así como la forma real de expresar un estado cuántico. A vosotros, ¿os ha perturbado? ¿Lo habéis entendido? Preguntad, preguntad, intentaremos contestaros.

 

Un Newton de dieciséis años

Hace más de trescientos años, Newton planteó un problema para el que no había encontrado solución. Se trataba de la descripción completa del movimiento de un proyectil afectado por la gravedad y el rozamiento del aire al mismo tiempo.

Aunque os parezca sorprendente, hasta ahora nadie había conseguido una respuesta completa. Por supuesto, se habían realizado muchos estudios de Balística y aproximaciones, pero ninguno solucionaba el problema con exactitud.

El chico, que vive en Dresde, es muy aficionado a las Matemáticas y estudia Cálculo desde los 6 años. Cuando en clase le contaron que el problema de Newton no tenía solución, su curiosidad científica le llevó a intentarlo. No pensó que fuera capaz de resolverlo, pero presentó su propuesta como un trabajo para el instituto. Sus profesores y su padre, ingeniero de una escuela técnica de la ciudad alemana, quedaron asombrados al ver el resultado. El futuro de este joven parece muy prometedor, ¿no?

El joven Shouryya Ray, que ha resuelto el problema del proyectil

Fuente: Alt1040

IX Simposio de Investigadores Jóvenes

Hoy os escribimos para presentaros un proyecto que han encargado a nuestra lectora (y gran amiga) Raquel. Se trata del IX Simposio de Investigadores Jóvenes de la Real Sociedad Española de QuímicaSigma Aldrich.

El congreso se celebrará del 7 al 10 de noviembre en el Centro Joaquín Roncal CAI-ASC de Zaragoza (en pleno centro a tres minutos del Pilar), y todos los jóvenes químicos estáis más que invitados a participar. Sólo cuesta 130€ con alojamiento, comidas, cafés y cena de gala incluidas. Si sois miembros de la RSEQ podéis incluso optar a una bolsa de viaje de 200€ que no está nada mal.

La inscripción ya está abierta, podéis informaros en la web del simposio o capturando este código QR desde vuestro smartphone.

Web | http://ixsij.unizar.es

 

Censando pingüinos

En las noticias se oyen muchas veces titulares como «cada vez hay menos ejemplares de lince ibérico» o «por culpa del calentamiento global el número de osos polares esta disminuyendo». ¿Cómo saben eso? ¿Cómo los cuentan? Bien, en este artículo no hablaremos de linces ni de osos polares. Vamos a centrarnos en cómo cuentan a los pingüinos, porque me ha parecido mucho más curioso.

 

Resulta que, lógicamente, ir a la Antártida es complejo (y si no que le pregunten a Carlos Pobes) y no quiero imaginar lo complicado que debe ser pasearse por ahí contando pingüinos. Entonces, lo que hacen los Biólogos que se dedican a esto es tomar fotos de satélites donde pueden verse las colonias de pingüinos y contar puntitos negros.

De todas formas la cosa no es tan fácil como suena. Hay que tratar todas las imágenes con una especie de filtro de Photoshop llamado ‘pansharpening‘ (lit. afilar o agudizar todo) que ayuda a distinguir qué manchas son animales de cuáles son sombras o guano. Una vez hecho esto, la imagen se va marcando, como se había hecho hasta ahora con fotos más cercanas, hasta que se han contado todos los pingüinos que han posado para la foto.

Se ha calculado que ahora mismo hay unos 595.000 pingüinos (más menos 81.000, un 14%) y que se organizan en unas 44 grandes colonias como las de la foto. Gracias a esta técnica, será más fácil estudiar de un modo continuo las poblaciones de estos animales y poder determinar con mayor precisión si el calentamiento de los polos les está afectando.

Fuente: Science NOW ScienceShot

La física del café

Seguro que muchos de vosotros tomáis más de un café al día. La cafeína que contiene nos ayuda a estar más despiertos, realmente es como una minidosis de anfetaminas. De hecho, si nos pasamos de la raya, podríamos incluso morir. Para una persona de 70 kilos, 98 tazas de café serían letales (ver Death by Caffeine).

Pero éste no ha sido el problema que se han planteado en la Universidad de California en Santa Bárbara. Por lo visto sus preocupaciones sobre el café tienen un aspecto más físico que biológico. Cuando vas por el pasillo con una taza de café llena hasta los topes, es posible que acabes derramando un poco antes de llegar a tu mesa o, lo que sería peor, justo encima de tu ordenador.

Foto: H.C. Mayer / R. Krechetnikov

Entonces, en un gran congreso de Mecánica de Fluidos, un profesor y su estudiante de doctorado decidieron usar a los mayores expertos del mundo en esta fascinante rama de la Física como conejillos de indias. Tenían que pasearse con una taza llena hasta los topes mientras una cámara los grababa. El simple movimiento de la persona andando hace que el café oscile y, en algún momento, esta oscilación alcanza la frecuencia necesaria para que el líquido salga de la taza y se derrame por el suelo.

Los físicos encontraron soluciones al problema, la mayoría de ellas de perogrullo como llenar menos la taza o andar más despacio. En los comentarios de la noticia hay quien dice que con meter una cuchara basta para que no caiga ni una gota fuera en el camino. Pero por lo visto se lo pasaron piruleta haciendo las pruebas.

Otros se toman los resultados (publicados en Physical Review E y destacados en Science, nada menos) mucho más en serio. Estos experimentos y los modelos matemáticos que pueden crearse a partir de ellos podrían «ayudar a los fabricantes de tazas a crear nuevos recipientes más seguros».

Vosotros, ¿qué opináis? ¿Física de alto nivel o unos doctorandos aburridos? Entre tanto, os dejo este gracioso vídeo con el café que me pasó mi amigo Juan que, precisamente, se dedica a la Mecánica de Fluidos en uno de los centros más punteros de Francia en el diseño de aviones.

Fuente: Science NOW

La entropía y la seguridad

Seguro que nuestro experto en Física Gúgul os explicaría mejor qué es la entropía. Yo sólo me atrevo a aventuraros que es una magnitud física que mide el desorden. Idealmente, en un proceso físico reversible (por ejemplo poner agua a hervir) podríamos recuperar el vapor y, reconvertir la energía que le hemos suministrado en el trabajo necesario para recondensarla. Pero los procesos ideales no existen, y el calor se va a disipar. Parte irá a la olla que se calentará. Otra parte se perderá entre las placas de la vitrocerámica. Toda esa energía que se pierde y que, por tanto, descuadra las cuentas y hace que los procesos no puedan ser reversibles es la entropía.

entropía.

(Del gr. vuelta, usado en varios sentidos figurados).

1. f. Fís. Magnitud termodinámica que mide la parte no utilizable de la energía contenida en un sistema.

2. f. Fís. Medida del desorden de un sistema. Una masa de una sustancia con sus moléculas regularmente ordenadas, formando un cristal, tiene entropía mucho menor que la misma sustancia en forma de gas con sus moléculas libres y en pleno desorden.

DRAE, Vigésima segunda edición.

Por lo tanto, como esta magnitud, por mucho cuidado que tengamos, siempre está presente, el universo tiende a tener una entropía (un desorden) cada vez mayor. Así que si os mandan recoger vuestro cuarto, negaos en rotundo; tarde o temprano la entropía se va a encargar de desordenarlo todo de nuevo.

Y ¿para qué narices sirve todo esto? -os estaréis preguntando. Tiene muchas aplicaciones en seguridad informática y criptografía. Podemos descubrir una de ellas en el blog de Dropbox. La gente generalmente es poco imaginativa creando sus contraseñas. De 6 millones de contraseñas, un 91% (5,46 millones, casi nada) entra en la lista de las «top 1000», lo cual hace que sean ridículamente fáciles de adivinar. Entre las más habituales se hallan «rosebud», «password1», «merlin» o, agarraos, «7777777» (sí, siete sietes).

Y del 9% restante la mayoría escogen contraseñas que siguen patrones nada difíciles de adivinar para los generadores de fuerza bruta. Por ejemplo, cambiar la E por un 3, la A por @, incluir fechas, son cosas que complican un poco el juego pero que al final terminan por ser descubiertas. Y sorprendentemente, contraseñas creadas de la fusión de varias palabras comunes como «correctocaballopilagrapa» son quasi-imposibles de adivinar, y llevarían cientos de años de computación para ser hackeadas por fuerza bruta. ¿La explicación? La entropía. Echadle un vistazo a este cómic donde todo lo que acabo de decir se explica de forma visual.

Si quieres comprobar la seguridad de tus contraseñas, los de Dropbox han preparado esta página (enlace) con el algoritmo ZXCVBN que se basa en la entropía que se describe en el cómic. Os sorprendería cuántas páginas serias (Facebook, eBay, PayPal) dan por buena Tr0ub4dor83 y por rematadamente mala correctocaballopilagrapa. Mirad aquí.

A mí todo esto me sorprendió muchísimo al leerlo. ¿Qué opináis vosotros? ¿Es segura vuestra contraseña?

Fuente: Dropbox Tech Blog

Novedad: Charlas de Electrones

Después del sorteo del día del libro que hicimos ayer y para empezar el mes de mayo aún mejor, os presentamos una idea a la que llevamos dando vueltas mucho tiempo: un pequeño espacio en el blog para charlas divulgativas.

De momento presentamos en nuestra nueva sección cuatro charlas, a saber:

  • Quiralidad, la Química a través del espejo.
  • Ciencia. Investigación. Futuro.
  • Herramientas digitales para la investigación.
  • Energía nuclear.

En la nueva página «Charlas» podréis encontrar unas descripciones un poco más detalladas de cada una de ellas así como información de contacto. Os podéis informar sin compromiso ninguno enviando un correo a nuestra cuenta charlaselectrones@gmail.com.

Esperamos que esta idea os guste, los Electrones están orgullosos de poder presentar nuevas formas de divulgar.